No me gusta nada cerrar los ojos y verte. Me molesta profundamente buscar entre todas las caras, para ver si por casualidad aparece la tuya y me alegra la noche. No te agradezco para nada que me hayas devuelto esa sensación tan bonita, que pensaba que sólo se tenía con quince años. Odio que sea viernes por la noche y ya esté pensando en el fin de semana siguiente para ver si esa vez tendré más suerte y aparecerás. Me jode porque nadie te esperaba ni te buscaba. Me fastidia enormemente porque parecía hecho aposta, el momento y el lugar exacto, cualquier aleteo de mariposa hubiese cambiado la historia por completo. No quiero esperar nada de ti, porque no hay promesas, ni las he pedido. Me da rabia porque si tienes la oportunidad y no sale, te haces a la idea. Siento mucha impotencia porque si te dan un "no" pues más de lo de antes. No lo entiendo, porque te pones "nervioso" como un quinceañero tú también. [...]
Continuará...
Continuará...
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