La vida es eso, decisiones constantes. Y éstas nos llevan a dejar cosas atrás;
es lo que durante estos años de carrera, en economía llamamos: el coste de oportunidad. A veces es un coste demasiado grande, pero también
nos damos cuenta demasiado tarde, sea como sea, es un coste que no podemos evitar. Porque inevitablemente, al escoger una opción y sus consecuencias, renunciamos a otras.
Cada persona, y ante la misma decisión tomaría un camino diferente; yo creo que en cada elección, a la persona le afecta el resto de las decisiones y consecuencias que eligió anteriormente. Aunque luego estamos los casos a parte; "los locos", que aunque nos hayamos llevado mil veces el mismo tortazo, y de la misma manera, y aunque nuestro radar esté pitando apunto de dejarnos sordos, en el intento de advertirnos que otra torta se avecina, seguimos con todo, haciendo caso omiso; y casi seguro, nos la volveremos a llevar...
Es difícil encontrar a personas que estén en el punto medio. Cada vez encuentro a más gente que: o piensa demasiado, o no piensa absolutamente nada. No sé cuál se acerca más a la manera correcta de vivir. Tal vez pensando mucho el coste de oportunidad se incremente y la decisión se de por tomada. Quizá sin pensar nada estemos infravalorando dicho coste.
La teoría dice que hay que elegir la decisión que menor coste de oportunidad conlleve asumir. Sin embargo, en la vida real no es tan fácil de calcurlar, al menos en el momento 0, es decir, antes de tomar la decisión, y por tanto, antes de elegir y renunciar a las demás opciones.
"No renuncies sólo porque las cosas se pusieron difíciles. Recuerda: si vale la pena, NO será fácil."
Cada persona, y ante la misma decisión tomaría un camino diferente; yo creo que en cada elección, a la persona le afecta el resto de las decisiones y consecuencias que eligió anteriormente. Aunque luego estamos los casos a parte; "los locos", que aunque nos hayamos llevado mil veces el mismo tortazo, y de la misma manera, y aunque nuestro radar esté pitando apunto de dejarnos sordos, en el intento de advertirnos que otra torta se avecina, seguimos con todo, haciendo caso omiso; y casi seguro, nos la volveremos a llevar...
Es difícil encontrar a personas que estén en el punto medio. Cada vez encuentro a más gente que: o piensa demasiado, o no piensa absolutamente nada. No sé cuál se acerca más a la manera correcta de vivir. Tal vez pensando mucho el coste de oportunidad se incremente y la decisión se de por tomada. Quizá sin pensar nada estemos infravalorando dicho coste.
La teoría dice que hay que elegir la decisión que menor coste de oportunidad conlleve asumir. Sin embargo, en la vida real no es tan fácil de calcurlar, al menos en el momento 0, es decir, antes de tomar la decisión, y por tanto, antes de elegir y renunciar a las demás opciones.
"No renuncies sólo porque las cosas se pusieron difíciles. Recuerda: si vale la pena, NO será fácil."
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