Ojalá yo fuese capaz de contarte nuestra "historia" escrita en primera persona del singular y del presente. Quizá así entendieses por qué me cuesta tanto apartarte del camino a pesar de saber que es lo que debería hacer.
No sé renunciar a tu encanto. A tu manera de hacerme sonreír...
Eso no es lo malo. Lo malo es que me dí cuenta hace mucho tiempo, que tengo pocas posibilidades de salir bien parada de esta historia; y aún sabiéndolo sigo aquí un día más, avanzando.
Lo más valiente que he podido ser contigo ha sido para decirte que tú sabes que debería haberte apartado hace tiempo. Aunque en el fondo, no estaba convencida de sí de verdad eras consciente. Como tampoco sé por qué no lo he cumplido teniendo motivos de peso y a pares...
No sé por qué has tenido que ser tú, ni por qué ha tenido que ser conmigo.
No encajo tus días de tomar distancia, aunque quizá los que no encajan son los que me gustan a mí: en los que estás muy cerquita.
A veces terminas mis frases cuando yo ni siquiera las he empezado; otras soy yo la que te sorprende poniéndole palabras a lo que tú estás todavía terminando de pensar.
Y a lo mejor es que el mundo tiene razón y esta conexión tiene que perderse. Pero a mí siempre me ha importado una mierda el mundo cuando una sonrisa se me ha colado y me ha calado en el corazón.
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