Y lo siento, pero me niego a pensar que es casualidad que haya, por lo menos ciertas, personas que entran en tu vida. Porque no. Porque son personas que están ahí en el momento, lugar y forma adecuados, porque el más leve cambio haría que no se cruzasen en tu camino. Y esas personas, de alguna manera u otra, acaban cambiando tu historia.
Y lo que es más. Da igual que esas personas se pierdan en el tiempo, porque acaban reapareciendo meses, incluso años después, y sigue creándose esa misma puta conexión.
Porque no necesito un Fernando en mi día a día, pero necesito a ese Fernando en mi vida.
Porque la historia es que ni él ni yo éramos de Barcelona, pero estábamos allí (él por viaje de instituto y yo por un torneo de baloncesto), y nos estaba más que prohibido hablar con "esos chicos raros de enfrente", pero acabamos hablando, aunque él y yo no especialmente. Él volvió a Ibiza, yo a Madrid. Nunca nos hemos vuelto a ver. Pero, siete años después sigo teniendo a ese Fernando. Y aunque él no lea esto, y aunque no me haya parado a decírselo, sus "chiquitita" y demás me alegran los días.
Uno de esos amigos de toda la vida, y no hace falta más. Pero aún así, de este año no pasa.
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