domingo, 13 de enero de 2013

Las locuras que tú me quieras regalar.

“Antes de marcharme ya quería volver, antes de llegar ya quise quedarme"

 Si hubiesen podido pedir un deseo, los dos hubiesen pedido lo mismo, sin duda: que el tiempo se parase. No tener que despedirse, no tener que separarse.

 Tanto les costó estar juntos... Algún que otro mal entendido, lágrimas, palabras más altas que otras, un tono serio y distante en vez del tono cálido que siempre usaban... Todo se había puesto en contra, pero nada les quitó las ganas de verse, aunque sólo fuese por un momento. Y al final, lo consiguieron, se vieron. Los nervios del primer minuto se convirtieron enseguida en una sensación de comodidad, era como si se conociesen de toda la vida: como si no fuese la primera vez que él iba a buscarla a ese lugar, como si hiciesen a menudo ese trayecto en coche, los dos sentados uno al lado del otro y hablando durante más de una hora. Él apartaba contínuamente la vista de la carretera para observarla, y ella... Ella intentaba no pestañear para no perderse ni un solo gesto, ni un solo instante.
Una noche fue demasiado corta, tenían toda una vida que contarse. Demasiado pronto la noche se hizo día, y el día tarde.
Sin darse cuenta allí estaban, alargando el momento de despedirse. Los dos sin separar sus manos, agarrando juntos la palanca de cambios. A medida que se acercaban a la estación, él reducía la velocidad de su coche. La ansiedad, las ganas de decirse tantas cosas en esos últimos momentos, la incertidumbre de no saber qué sería de ellos DOS a partir del momento en que sus caminos volviesen a separarse. Ya habían empezado a echarse de menos.
Tantas veces le dijo que cuando estuviesen juntos, y si se portaba bien, le cantaría al oído; tantas veces había soñado despierta con ese momento, que no se dió cuenta que porfin estaba ocurriendo de verdad, que él estaba cantando aquella bonita canción sin apenas dejar de mirarla: "Si no existe, no hay momento, pa' decirte lo que siento, pa' decirte que te quiero..."

jueves, 10 de enero de 2013

Desafiando a no sé quién...

Y lo siento, pero me niego a pensar que es casualidad que haya, por lo menos ciertas, personas que entran en tu vida. Porque no. Porque son personas que están ahí en el momento, lugar y forma adecuados, porque el más leve cambio haría que no se cruzasen en tu camino. Y esas personas, de alguna manera u otra, acaban cambiando tu historia. Y lo que es más. Da igual que esas personas se pierdan en el tiempo, porque acaban reapareciendo meses, incluso años después, y sigue creándose esa misma puta conexión. Porque no necesito un Fernando en mi día a día, pero necesito a ese Fernando en mi vida. Porque la historia es que ni él ni yo éramos de Barcelona, pero estábamos allí (él por viaje de instituto y yo por un torneo de baloncesto), y nos estaba más que prohibido hablar con "esos chicos raros de enfrente", pero acabamos hablando, aunque él y yo no especialmente. Él volvió a Ibiza, yo a Madrid. Nunca nos hemos vuelto a ver. Pero, siete años después sigo teniendo a ese Fernando. Y aunque él no lea esto, y aunque no me haya parado a decírselo, sus "chiquitita" y demás me alegran los días. Uno de esos amigos de toda la vida, y no hace falta más. Pero aún así, de este año no pasa.

lunes, 7 de enero de 2013

Un nuevo comienzo.

2013, tal vez todavía no te has dado cuenta, pero tengo grandes planes para ti. Proyectos que quiero hacer, cosas que llevan ya algún tiempo en "pendientes" y que quiero que este sea el año para por fin tacharlas de la lista. Sonrisas en rostros conocidos, personas con nombre y apellidos, momentos, lugares... Todo eso por delante. Miles de oportunidades, páginas por escribir y llenar. Muchísimos instantes que no quiero que se pierdan en la nada. Y por supuesto, personas con las que quiero compartir todo eso, mis instantes, y los suyos. Incluso instantes que se crucen, que sean míos, pero al mismo tiempo de esas personas. Y todo eso ya ha empezado. Con la excusa de un nuevo años: un nuevo comienzo.

jueves, 3 de enero de 2013

El Diario de Noah.

"Daría cualquier cosa por volver a esos momentos, todo a cambio de un segundo juntos, porque cuando todo empieza a ir mal lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte fuerte...
Quiero volver a esos días donde sólo hacía falta una mirada para hacernos sonreír, donde el tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta y todo lo demás no importaba, sólo nosotros. Y quiero hacer de estos días junto a ti momentos que no pueda olvidar jamás...
Tienes esa magia en la mirada que me hace no poder mirar a nadie más, esa magia en los labios que me hace extrañarlos cuando no los puedo besar, esa magia en las manos que al recorrer mi cuerpo y me hacen volar... Y es que no hay nada más mágico que un segundo a tu lado, porque MAGIA eres tú..."